#ConPrueba es trabajo es importante y busca distinguir a aquellas técnicas que prometen curar determinadas enfermedades y dolencias, de aquellas cuya eficacia sí ha sido contrastada científicamente. ¿Cuándo la meditación o el yoga han pretendido ser una ciencia o sustituir una terapia?
MIREIA PÉREZ | Terapeuta Corporal del Centro Sira
Mindfulness, gestión emocional, cupping, aromaterapia, meditación, yoga… son términos que recientemente han estado de actualidad a raíz de la presentación de una serie de nuevos informes elaborados por los ministerios de Sanidad y de Ciencia. Los estudios analizan la eficacia y la seguridad de diversas técnicas y forman parte de la campaña #coNprueba contra las pseudociencias y las pseudoterapias.
El trabajo es importante y busca distinguir a aquellas técnicas que prometen curar determinadas enfermedades y dolencias, de aquellas cuya eficacia sí ha sido contrastada científicamente. De ahí, la sorpresa de que los informes incluyan el trabajo corporal en sus análisis, sin reconocer su potencial como complemento al trabajo terapéutico. ¿Cuándo la meditación o el yoga han pretendido ser una ciencia o sustituir una terapia?
”El trabajo corporal nos ayuda a generar espacios para la pausa y la observación sin juicio, para desde ahí, poder indagar o profundizar en nuestro autoconocimiento.
Durante los últimos años, en el Centro Sira hemos desarrollado una línea de trabajo basada en el entrenamiento de la Atención Plena y el Trabajo Corporal, como un complemento eficaz a la atención clínica en determinados casos y circunstancias. Los talleres son inicialmente individuales, cuentan con el compromiso de la persona y están coordinados con nuestras psicólogas y psiquiatras.
El esfuerzo diario permite a estas personas entrenar su atención y, por tanto, su capacidad de estar en el presente, de forma consciente y ecuánime. El trabajo corporal nos ayuda a generar espacios para la pausa y la observación sin juicio, para desde ahí, poder indagar o profundizar en nuestro autoconocimiento. Esto incluye, por ejemplo, la identificación de patrones que nos inducen a una reacción en lugar de a una respuesta, en un bucle sin fin.
Se trata de tener más capacidad para vislumbrar nuestras fuentes de malestar y más herramientas desde las que poder gestionarlas de una forma más saludable. Redescubrir el lenguaje del cuerpo, saber interpretarlo, respetarlo y atenderlo si es posible. Conectar con el propio cuerpo y habitarlo de nuevo permite que el trabajo sea integral y equilibrado entre el intelecto y la experiencia.
”El cuerpo es un sistema donde las experiencias emocionales y físicas están claramente entrelazadas y, por ello, el trabajo del trauma también debe abordarse a nivel corporal.
La corporalidad no es una ciencia y ningún terapeuta responsable – trabaje o no con el cuerpo – puede prometer borrar del mapa el malestar de una persona o garantizar su felicidad. Ahora bien, el cuerpo es un sistema donde las experiencias emocionales y físicas están claramente entrelazadas y, por ello, el trabajo del trauma también debe abordarse a nivel corporal. Trabajar con el cuerpo nos ayuda a no dejarnos trozos en cada curva o desdibujarnos en cada reto o altibajo. Lo que venga, aquí estaremos con plena conciencia.
”Trabajar con el cuerpo nos ayuda a no dejarnos trozos en cada curva o desdibujarnos en cada reto o altibajo.
Mireia Pérez Terapeuta corporal del Centro Sira