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Gabriela López Neyra, coordinadora del Centro Sira, testificó como perito en Buenos Aires, en el marco de la “Querella Argentina”, la única querella contra el franquismo vigente

Desde el año 2017, el Centro Sira ha realizado evaluaciones periciales a 26 casos de tortura durante la dictadura franquista, mediante el Protocolo de Estambul Es por ello que, en calidad de perito, la coordinadora de la entidad, Gabriela López Neyra, viajó hasta Buenos Aires para testificar ante el Juzgado de lo Criminal y Correccional Federal 1 de Buenos Aires, cuya titular es la jueza María Romilda Servini López formó parte de la delegación de CEAQUA que viajó hasta Argentina con el objetivo de facilitar nuevas pruebas documentales, periciales y testificales, que sirviesen para conseguir nuevas imputaciones contra los responsables de los crímenes cometidos durante la dictadura y la Transición.  

La coordinadora del Centro Sira destacó en su intervención ante el Juzgado que todas las personas evaluadas sufrieron interrogatorios coercitivos. A través de diferentes métodos de tortura, la policía franquista buscaba quebrar la voluntad de las peritadas y conseguir nuevas inculpaciones. A este respecto, destaca también que, entre 1970 y 1978, todas las personas evaluadas sufrieron torturas físicas y psicológicas similares, por lo que puede deducirse que sus métodos eran sistemáticos y no variaban. El 90% de las víctimas dicen haber sufrido actos humillantes y un 70% actos que generan vergüenza 

Todas las personas evaluadas por el Centro eran menores de 26 años en el momento de su detención. Más de la mitad fueron trasladadas a un calabozo sin ser informadas del motivo de su detención, y por agentes sin uniformar. Todas permanecieron detenidas durante días (incluso hay casos de hasta 32 días) y luego fueron trasladadas a la cárcel, sin salvaguardas judiciales. Es en el momento de la detención, donde sufren torturas físicas y psicológicas durante días por parte de los agentes 

 

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Condiciones de detención inhumanas

El 38,9% de las personas evaluadas refiere haber estado en condiciones inhumanas de detención. Las personas sufrían restricciones en su alimentación, en el acceso al agua o la hora de ir al servicio. Además, eran sometidas a condiciones cambiantes de temperatura, luz y ruidos, lo que provocaba una constate desorientación

Del total de las víctimas del franquismo evaluadas se extrae también que la policía constantemente buscaba infundir miedo entre las personas detenidas: un 83,3% sufrieron amenazas, que en muchos casos aludían también a sus familiares; y el 33% fue testigo de cómo se torturaba a otras personas. Además de estas las conclusiones, destaca el hecho de que más de la mitad de las víctimas evaluadas sufrió simulación de muerte. Como consecuencia de la dureza de las torturas, el 17% de las personas tuvo intentos autolíticos durante la detención. 

El 80% de las peritadas consideran que el periodo de detención les expuso a una batalla física y psicológica contra su propio cuerpo.

Torturas sistematizadas

Las acciones para provocar dolor eran continuas a lo largo de las detenciones. Casi todas las personas fueron golpeadas o sometidas a métodos de asfixia, ya sea en seco, mediante una bolsa, o en una bañera. Las evaluadas sufrieron patadas, bofetadas, golpes con porras, guías de teléfono o golpes provocados por agentes de forma simultánea, en pasillos o corrillos. Muchos de estos golpes se producían mientras las personas permanecían inmovilizadas a la fuerza, encadenadas a un radiador u obligadas a estar de pie durante horas o en cuclillas. El 80% de las víctimas del franquismo peritadas consideran que el periodo de detención les expuso a una batalla física contra su propio cuerpo. Asimismo, un 40% refiere haber sufrido violencia de carácter sexual, que incluye tocamientos o la desnudez forzada.  

En lo que se refiere a la tortura de carácter estrictamente psicológica, el 78% de las personas sufrió una manipulación del afecto. Es decir, situaciones en las que los verdugos buscaban generar vínculos con las víctimas, desde los que después extraer información para su beneficio. Según la coordinadora del Centro Sira, se trata de “un juego de roles donde alguno ejerce un papel de favor hacia la persona detenida o la creación de situaciones ambiguas que provocan desconcierto”. 

En lo que se refiere a las consecuencias, el total de las personas sufrieron secuelas físicas inmediatas y de estos, casi la mitad sufrieron secuelas físicas a largo término. Hoy, el 70% de las personas evaluadas presenta Trastorno de Estrés Postraumático.  

“Estamos muy lejos de Argentina”

En una entrevista para El Salto, la coordinadora del Centro Sira relata que pudo constatar cómo tanto el Gobierno como los jueces españoles han bloqueado tanto la información que solicita la jueza argentina como las rogativas para que las víctimas declaren en suelo español. “Mi sensación es que la jueza Servini tiene mucha disposición pero está teniendo muchas dificultades por falta de colaboración del Estado español”, explica. Para Gabriela, existe todavía un largo camino hasta que España se sitúe en una posición similar a la de Argentina, en lo que a la justicia y reparación de las víctimas de la dictadura se refiere: «Estamos muy lejos de Argentina, donde tienen 1.200 militares condenados. Ellos también tenían una ley de amnistía que revocaron y una narrativa que pasó del silencio al grito de «nunca más» en un ejercicio de crecimiento democrático para la sociedad argentina y sus nuevas generaciones», señala.  

El Centro de Atención a Víctimas de Malos Tratos y Tortura Sir[a]
es una red de apoyo terapéutico, jurídico y psicosocial
especializado en contextos de violencia.

Calle Pinos Baja, 41
28029 Madrid

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