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El concepto de entornos torturantes permite nombrar y comprender la violencia ejercida en los centros de detención migratoria en un contexto amplío, y sus efectos sobre las personas

YURIRIA SALVADOR | Coordinadora de Incidencia del CDH Fray Matías de Córdova

Desde el año 2006, el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova realiza observación y monitoreo de la situación de las personas sujetas a privación de la libertad por razones migratorias en la Estación Migratoria Siglo XXI, en Tapachula, México, y anterior a ello, a centros de privación de la libertad para migrantes no reconocidos formalmente.

Uno de los principales desafíos en el monitoreo y acompañamiento a personas en detención migratoria, es documentar cómo el conjunto de violaciones a derechos humanos que suelen experimentar afectan su salud integral y tienen efectos en las comunidades de acogida. El uso de los eufemismos “estancias provisionales y estaciones migratorias” para referirse a los centros de detención, es una primera barrera para el reconocimiento de que la detención migratoria existe y es un pilar fundamental de la política migratoria en México.

Hasta el año 2023, la Estación Migratoria Siglo XXI operaba regularmente al borde o por encima de su capacidad, por lo que las personas detenidas -hombres, mujeres, personas LGBTIQA+, solicitantes de asilo, vivían en hacinamiento y en condiciones climáticas que de por sí son críticas (altas temperaturas y humedad). A esto se suma la falta de información sobre los procedimientos de regularización o asilo y/o sobre sus derechos, así como la manipulación del entorno, ejercida a través de tener las luces encendidas las veinticuatro horas del día, limitar la posibilidad de orinar o defecar y experimentar hambre o sed, por mencionar solo algunos elementos documentados de los que da cuenta el informe Centros de Detención Migratoria como Entornos Torturantes, elaborado por el Grupo Impulsor contra la Detención Migratoria y la Tortura (GIDMT), en 2023.

Además de estas condiciones, el CDH Fray Matías ha documentado violencia física, psicológica (amenazas de daño individual o a otros miembros de la familia) y malos tratos, así como actos de tortura individual y colectiva, en numerosas ocasiones, e incluso la muerte de personas migrantes en detención, ante la falta de atención médica adecuada y oportuna.

La imposibilidad de contacto con el exterior, la desinformación, y el control total sobre las personas detenidas, persiste y hace mella sobre la vida de las personas.

El concepto de entornos torturantes, entendido como el “conjunto de elementos contextuales, condiciones y prácticas que disminuyen, anulan o borran la voluntad y el control de la víctima, comprometiendo su yo», permite nombrar y comprender la violencia ejercida en los centros de detención migratoria en un contexto amplío, y sus efectos sobre las personas: discriminación, miedo, incertidumbre, sometimiento de la voluntad, y otras violencias que tienen un efecto acumulativo que socava la autonomía e integridad de las personas.

El uso de elementos de la escala de entornos torturantes propuesta por el Centro Sira y el Grupo de Acción Comunitaria en la metodología y herramientas para el monitoreo en centros de detención migratoria, es de suma utilidad para el CDH Fray Matías para generar evidencia sobre el enfoque punitivo que impera en los centros de detención y cómo todas las condiciones anteriormente descritas constituyen entornos torturantes.

Después del incendio ocurrido en la Estación Migratoria de Ciudad Juárez el 27 de marzo de 2023, en el que murieron 40 personas y 27 resultaron heridos, el Instituto Nacional de Migración (INM) anunció una “transformación integral de la Estación Migratoria Siglo XXI en Tapachula”, que de acuerdo con dicha autoridad, incluyó la eliminación de rejas y candados, así como el retiro de 34 puertas en las instalaciones y “todo el concepto de modelo carcelario” -de acuerdo con las palabras de Francisco Garduño, Comisionado del INM- y la instalación de murales en distintos puntos del centro.

El reconocimiento de que las estaciones han constituido espacios de privación de la libertad es un paso hacia el fin de un modelo de gestión migratoria que compromete la vida y la integridad de las personas. Sin embargo, las modificaciones estéticas y de infraestructura, no son suficientes para garantizar la protección plena de las personas migrantes, solicitantes de asilo y refugiadas que son detenidas.

Imagen extraída del informe «Centros de detención migratoria como entornos torturantes» (2024).

La imposibilidad de contacto con el exterior, la desinformación, y el control total sobre las personas detenidas, persiste y hace mella sobre la vida de las personas. El incremento sostenido de las detenciones migratorias de 2018 a la fecha, es un indicativo de las prioridades sobre el control migratorio por encima de la seguridad de las personas, mientras que la difusión pública de detenciones referidas como “rescates de personas” en los que participan elementos de la Guardia Nacional, estigmatiza a la población migrante y genera una narrativa en la que se legitima la violencia sistémica por el simple hecho de no contar con una situación administrativa regular en México.

El fin de la detención migratoria como horizonte posible para la transición a un modelo de acogida basado en el respeto a los derechos de las personas y que priorice la integración social, puede verse lejos aún. Mientras tanto, las organizaciones seguiremos acompañando a las personas en detención y, sobre todo, no quitamos el dedo del renglón sobre las condiciones de entornos torturantes que persisten en los centros de privación de la libertad y que requieren más que una transformación de infraestructura: cierre definitivo de las estancias y estaciones migratorias, investigación, sanción y reparación integral del daño para víctimas de violaciones a derechos humanos en detención, memoria para que nunca más una persona sea torturada, abusada o muera por ejercer su derecho a migrar.

Mientras tanto, las organizaciones seguiremos acompañando a las personas en detención y, sobre todo, no quitamos el dedo del renglón sobre las condiciones de entornos torturantes que persisten en los centros de privación de la libertad.

Yuriria SalvadorCoordinadora de Incidencia del CDH Fray Matías de Córdova

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