Tras la proyección del documental "La Cigüeña de Burgos", charlamos con su directora Joana Conill sobre memoria y antifascismo
Con esta película concluimos nuestro pequeño Ciclo de Cine y Derechos Humanos "Acompañar para romper el silencio"
Tras el pase del documental “La Cigüeña de Burgos”, su directora, Joana Conill, conversó con la coordinadora del Centro Sira, Gabriela López Neyra, alrededor de los grandes ejes sobre los que gira la película: la memoria, el silencio y la necesidad de romperlo.
El documental dibuja la búsqueda de Joana por entender el camino y el pasado de su padre, al tiempo que funciona como un retrato de la lucha antifranquista contra el Régimen. “Yo reivindico la memoria de una represión absolutamente cruel y atroz y sobre cómo reparar ese gran dolor social que nos atañe a todos”, señala la directora.
”Cuando tienes un sufrimiento el impulso es compartirlo
Jordi, el padre de Joana, fue un militante del Partido Comunista que, durante la dictadura, formó parte de la oposición armada que planeó atentar contra el dictador. Como consecuencia de esto, fue detenido, torturado, encarcelado y condenado a muerte por un Consejo de Guerra. Finalmente, su pena fue conmutada gracias a la presión internacional. La película narra el viaje que emprende Joana para acercase a los episodios más oscuros y luminosos de la vida de su padre, cuya biografía le fue durante años ocultada en su familia.
“La Cigüeña de Burgos” es un ejercicio en el que Joana reordena sus recuerdos para acercarse a su padre, pero también para conocerse a sí misma y conectar con su propio dolor, como hija de una familia anarquista y antifranquista. En este sentido, Joana asegura que el documental no solo nació cómo un intento por acercarse a su padre y a ella misma, sino también de una necesidad por romper con el silencio. ”Cuando tienes un sufrimiento el impulso es compartirlo. Lo que hace que el contexto sea más llevadero es poder compartirlo con los demás. Yo necesitaba que mis amigas supieran quién yo era”, relata la documentalista. Puedes ver el conversatorio completo aquí.
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Carpetas Azules
El pasado 2 de abril, el Teatro del Barrio también acogió la proyección del documental «Karpeta Urdinak» (Carpetas Azules) del documentalista Ander Iriarte. La película retrata el acercamiento de Ander, hijo de un histórico militante de la lucha obrera abertzale, a los episodios de tortura sistemática que se produjeron durante el denominado “conflicto vasco” en Euskadi. Desde 2016, el Instituto Vasco de Criminología ha documentado entre 1960 y 2013, al menos 15.000 personas detenidas. De ellas, 5.379 fueron torturadas a por la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Ertzaintza. Hoy, esos casos se recogen en carpetas azules. Entre esas carpetas, también figura la historia del padre de Ander.
Romper el silencio
Este año, siguiendo la lógica de la campaña que lanzamos en 2023, planteamos este primer ciclo sobre derechos humanos y tortura a partir de dos historias narradas en primera persona. Los próximos martes 2 y 16 de abril, de 19h a 21h, nos encontraremos en el Teatro del Barrio para la proyección de ‘Karpeta Urdinak’ (Carpetas azules) y ‘La cigüeña de Burgos’. Ambos documentales están estrechamente vinculados con el trabajo que realizamos desde Sira y con el objetivo de nuestra campaña: acompañar para romper el silencio.
La violencia es una amenaza, un acto que consigue instalar el miedo en tu vida y en la de tu entorno, que busca acallar a las personas y servir como advertencia. Cuando la violencia se sufre, esta produce quiebres que no siempre dejan marcas físicas, pero que sí te anulan, te aíslan y te silencian. Con ella, viene la culpa: el remordimiento de haberte plantado o no ante la amenaza, y la vergüenza de haberla sufrido. Además, quien cuenta con el monopolio de la violencia continuamente te quita la palabra. Es alguien ruidoso, al que nada le parece lo suficientemente violento para ser considerado violencia. El silencio y la violencia siempre van de la mano.
Para nosotras, romper el silencio implica enfrentar todo lo anterior. Significa rechazar la humillación, la culpa y la mentira, y acompañar a las personas hasta conseguir encontrar un sentido a su experiencia. Contribuir a que recuperen el control de sus vidas y de sus historias. Para nosotras, romper el silencio implica plantar cara a quienes producen esa violencia y exigir justicia y reparación. Nuestra meta es continuar reportando cada caso de abuso, de violencia y de tortura, al tiempo que seguir respaldando los procesos de justicia y rehabilitación de las personas afectadas.