Tranquilo es una red de soporte para las personas supervivientes de violencia. Nuestro objetivo es contribuir a la mejora de su bienestar psicológico desde el trabajo colaborativo. Este espacio está dirigido tanto a las personas que han sufrido experiencias traumáticas, como a la comunidad de acogida. Se trata de un espacio inclusivo y solidario, que promueve la cohesión social y el bienestar emocional en conjunto.
Un espacio de apoyo mutuo para supervivientes de tortura y malos tratos
Trabajo colaborativo entre las participantes
Este espacio está dirigido tanto a personas supervivientes de experiencias traumáticas, como a la comunidad de acogida. Un lugar de apoyo mutuo para supervivientes de tortura.
¿De dónde
surge esta
iniciativa ?
Este proyecto nace para abordar algunas de las necesidades y desafíos que enfrentan las personas sobrevivientes de experiencias traumáticas, tales como la necesidad de apoyo emocional o la lucha contra el estigma y el aislamiento. “Espacio Tranquilo” surge de nuestro compromiso por contribuir al bienestar psicológico y emocional de las personas supervivientes.
”Tranquilo se convirtió en un espacio donde nos congregábamos, donde compartíamos nuestros sentimientos sin la mirada constante de los vigilantes de seguridad que operan ininterrumpidamente en los CETI.
Mahamadou SimakhaFacilitador Comunitario del Centro Sir[a]
Todos los migrantes que ingresamos a España a través de Ceuta heredamos esta palabra de nuestros predecesores: migrantes que llegaron antes a estas tierras. «Tranquilo» se convirtió en un espacio donde nos congregábamos, donde compartíamos nuestros sentimientos sin la mirada constante de los vigilantes de seguridad que operan ininterrumpidamente en los CETI.
Supongo que eligieron el nombre «Tranquilo» debido a la calma que emanaba, siendo el único lugar que nos permitía ser auténticos, donde podíamos hablar en nuestras lenguas maternas, cantar y bailar, saborear los platos típicos de nuestras tierras y compartir nuestras alegrías y penas en comunidad. «Tranquilo» es la primera palabra que un migrante aprende al cruzar la frontera.
Recuerdo que, en mi caso, cada vez que decía «Bozaa» (un grito de esperanza, de victoria, de haberlo logrado), la seguridad respondía con un calmado «tranquilo, tranquilo». En un momento en el que medios de comunicación y algunos partidos políticos nos retratan como invasores o personas violentas, veo más necesario que nunca recuperar ese “espacio tranquilo».
El objetivo es fomentar la cohesión entre las personas, tanto las que llegaron de fuera como las de aquí, y promover el bienestar emocional en conjunto. Este espacio es un recordatorio de que, más allá de nuestras circunstancias y orígenes, todos somos seres humanos que anhelamos un lugar donde podamos ser auténticos, donde la empatía y la comprensión mutua puedan florecer, y donde la esperanza siempre pueda encontrar su voz.