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4×01

Brechas Podcast – Que no sean

Ellas lo conocieron como Dani. Ellos, como Sergio. Pero ni Dani ni Sergio existieron jamás.

Las protagonistas de este episodio compartieron militancia, amistad e incluso casa con alguien que resultó ser un policía infiltrado.

Y no fueron las únicas. En distintos movimientos sociales del Estado, muchas creyeron estar construyendo vínculos reales – afectivos, políticos o incluso una relación de pareja-, con personas que no eran quienes decían ser.

Estas son las consecuencias de las infiltraciones policiales. Y también, las formas de resistirlas.

Las personas afectadas por las infiltraciones policiales deberían ser reconocidas como víctimas de tortura

Hay un sufrimiento grave.

Hay una intención clara.

Hay un objetivo: obtener información, castigar, humillar o discriminar.

Y todo esto lo lleva a cabo un funcionario del Estado.

Bajo estos criterios, los hechos encajan en la definición de tortura según los estándares internacionales.

3 Claves del episodio

DICEN QUE SON

La mayoría de los agentes infiltrados compartían un perfil similar: personas tranquilas, conciliadoras, de carácter afable y poco conflictivo. Un patrón demasiado uniforme como para ser casual. En algunos casos, la infiltración fue más allá y supuso una auténtica transformación identitaria: camisetas con mensajes antifascistas, piercings, crestas, tatuajes visibles… Los agentes se aprovecharon de la naturaleza abierta y horizontal de los movimientos sociales para integrarse, ganar confianza, observar desde dentro y extraer información.

IMPACTOS DE LAS INFILTRACIONES

Entre los impactos psicológicos de mayor gravedad, destacan episodios depresivos, crisis de angustia o cuadros de insomnio. Del total de las personas evaluadas, el 70% afirma haber tenido ideas de suicidio en el algún momento. En el 90% de los casos, estas ideas se vinculan a la vergüenza, a las humillaciones sufridas o una de idea clara de “irreversibilidad del daño”. Todas aseguran que nunca habrían mantenido relaciones sexuales con los agentes infiltrados, de haber sabido quiénes eran en realidad.

ORGANIZACIÓN COLECTIVA

Las afectadas saben que las infiltraciones en movimientos sociales no son nuevas. Por eso, en su camino de denuncia, retomaron el contacto con personas que, en el pasado, también habían atravesado procesos similares. Personas de Madrid, Valencia, Asturias, Sevilla, Barcelona, Girona o incluso colectivos del Reino Unido, han trabajado de forma coordinada para que en el futuro otras puedan saber cómo enfrentarse a una situación como esta.

El Centro de Atención a Víctimas de Malos Tratos y Tortura Sir[a]
es una red de apoyo terapéutico, jurídico y psicosocial
especializado en contextos de violencia.

Calle Pinos Baja, 41
28029 Madrid

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